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ENTREVISTAS 21JBA: Xoán Manuel Pérez Lijó

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¿Crees que es posible una regularización laboral del sector a nivel nacional?

Siendo breve y conciso diría que me parece muy difícil. La regularización profesional es un trabajo de fondo que tiene bastantes implicaciones legales y que exige de aprobaciones normativas, bien a nivel territorial o bien a nivel estatal, que nos obligaría a trabajar codo con codo, a nivel profesional entre asociaciones y colegios profesionales, y con agentes sociales como sindicatos y sobre todo con los partidos políticos para atraer a nuestra causa a los agentes políticos que legislan.

En un estudio legal encargado por Fesabid se establece que el tema es difícil pero no imposible. Tendríamos que valorar desde las asociaciones/colegios la posibilidad de ponerlo en marcha en un territorio más proclive a nuestras demandas y posteriormente ir expandiéndolo a todo el estado.

En el Observatorio de la Profesión de Fesabid se continúa trabajando en esta posibilidad pero no queremos que el esfuerzo que supone lograr ese objetivo deje de lado todas las demás labores en defensa de la profesión que realizamos y, de momento, nos agarramos a lo que la legalidad actual nos reconoce para reivindicar la mejora de la profesión.

 

Siempre vemos los problemas laborales de nuestros compañeros, pero… ¿hay ejemplos en la administración de buenas prácticas en cuanto a contratación y categorización laboral del sector? ¿conoces ejemplos?

El comportamiento es diferente en cuando al tipo de administración y a la contratación de personal o de servicios cuando son de gestión directa o de gestión indirecta a través de empresas.

En el caso de personal, la mayoría de las administraciones superiores: diputaciones, autonomías y estado, contratan personal de acuerdo a la categoría profesional necesaria: facultativos, ayudantes y auxiliares. Normalmente respectan la categoría de acuerdo a las normas dictadas por función pública en cada uno de los organismos.

Por lo que citamos en la pregunta anterior, al no tratarse de una profesión regulada, la mayoría dicta normas referentes a titulaciones de ciencias sociales y humanidades para las categorías superiores. La categoría de auxiliar no requiere titulación superior y se suele solicitar Bachillerato para auxiliar técnico o ESO para auxiliares. En este último caso se cercena la posibilidad promoción interna y la posibilidad del personal a poder realizar una carrera profesional dentro del sector.

Como ejemplo de buenas prácticas hay administraciones que contemplan la regularización de los auxiliares mediante la certificación profesional como es el caso de Andalucía y Aragón, y que se está intentado conseguir en Galicia, de manera que se evite el intrusismo de personas, sin titulación o experiencia específica en bibliotecas, a los cuerpos de auxiliares y auxiliares técnicos. En todo caso es una lucha que en muchos casos realizamos en solitario y generalmente con la administración y los sindicatos en contra. El siguiente paso será que las administraciones soliciten la certificación para esos puestos.

En el caso de la administración local se trata de algo más difícil de controlar y que responde a multitud de casuísticas. Lo que detecto es una falta de conocimiento en muchos casos sobre las categorías y sobre el propio trabajo y funciones del personal. Lo normal es que contraten categorías inferiores para funciones de categoría superior e incluso que mezclen distintos cuerpos como archiveros, bibliotecarios, mezclados entre sí o incluso con otros servicios que no tienen nada que ver con las unidades de información. Aquí es donde debemos hacer un esfuerzo mayor en la vigilancia desde las asociaciones y colegios. Aun así, hay ayuntamientos que hacen contratación adecuada en cuanto a categorías y funciones y no tiene que ver con el tamaño de los ayuntamientos si no con su interés en hacer las cosas de manera coherente. Como ejemplo de malas práxis está el caso de un ayuntamiento de Gáldar que realizó una convocatoria que respondía a estas características indicadas de mezcla de puestos y funciones, en la que se demandaba una plaza de auxiliar de archivo y biblioteca para realizar funciones de ayudante en las dos categorías. También es un ejemplo de buena práctica que gracias a la protesta realizada desde el observatorio de la profesión se paralice el proceso y se proceda a realizar uno nuevo que esperamos respete las condiciones de categoría y función. No es norma general que las administraciones hagan caso a nuestras demandas por lo que en este caso se puede considerar buena práctica que hayan paralizado y retomado el proceso selectivo.

Caso aparte merece la externalización de servicios. La filosofía con lo que nace este sistema es la de realizar de manera ágil (y barata) la gestión de servicios sobre todo cuando se trata de contratar de manera rápida al personal o poner en marcha servicios. En estos casos hay muy pocos ejemplos de buenas prácticas. De esta manera nuestros compañeros de ALDEE han lanzado una reflexión sobre el papel de las administraciones en la dotación de servicios de calidad y de contratación pública socialmente responsable con la consiguiente contratación de personal con parámetros de calidad y dignidad. https://www.aldee.eus/es/noticias/contratacion-publica-socialmente-responsable/be-314/#

En el tema de los servicios externalizados también debemos hacer referencia a diferentes tipos de empresas: las generalistas y las especialidades. En el caso de las generalistas en la mayoría de los casos solo atienden a criterios economicistas sin interesarle normalmente las condiciones del personal ni las mejoras de los servicios. En cuanto a las especializadas, que no debemos olvidar que son parte de la profesión, responden más a criterios de calidad que en muchos casos se ven entorpecidos por las característicos de los pliegos de los concursos públicos a los que se presentan. Como ejemplo de buenas prácticas debemos señalar aquellas empresas que renuncian a presentarse a contratos que por sus condiciones dificultan la gestión de servicios y obligan a contratar personal en situación precaria.

Por último, tenemos que destacar como buena práctica la aparición del primer convenio colectivo del sector en el estado en Guipúzcoa, gracias al trabajo de ALDEE, de las empresas y de los sindicatos.

 

¿Cómo ves las nuevas generaciones de bibliotecas y bibliotecarios?

En primer lugar, quiero destacar que las bibliotecas son un servicio fundamental que contribuyen a crear sociedades más resilientes, solidarias, integradoras y democráticas. Es en este sentido que las bibliotecas no pueden ser compartimentos estancos y tienen que abrirse a las nuevas demandas sociales, adaptarse a su entorno, sin olvidar los valores por los que son creadas.

Veo el futuro de las bibliotecas como espacios más abiertos (arquitectónica y socialmente), con lugar para toda la ciudadanía y donde el acceso a los documentos sea importante pero que se abra a otro tipo de servicios y sobre todo al acceso a información de calidad, luchando contra las fake news y contrarrestando el peso de los algoritmos.

En este sentido veo que las bibliotecas tienen un papel atractivo para las nuevas generaciones de bibliotecarios y bibliotecarias, ya que no será tan importante el papel de los “gestopres de información” tradicionales dónde lo importante sea el catálogo, ahora hay más posibilidades de perfiles nuevos que no solo conozcan los procesos técnicos sino que puedan interactuar con otros campos de conocimiento: servicios sociales, animación y tiempo libre, trabajo con la tercera edad, nuevas tecnologías… Creo que en el futuro el personal que trabaje en las bibliotecas ya no será un personal especializado en procesos técnicos y por lo tanto veo un buen momento para atraer a nuevos profesionales.

 

¿Qué esperas de las XXI Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?

Me encanta el lema escogido Nuevas realidades: nueva generación de bibliotecas y bibliotecarios y creo que enlaza muy bien con lo que he comentado en la pregunta anterior. Creo que todas las jornadas son un punto de encuentro necesario para los profesionales del sector, pero, sobre todo, un punto de reflexión que nos trae nuevos temas sobre los que pensar y que orientan sobre el futuro de la profesión y los servicios. Por lo tanto, espero que este encuentro sirva para poner en contacto a los profesionales, que atraiga a nuevos futuros profesionales y que nos muestre el futuro de la profesión.

 

¿Qué opinión te merece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?

Si no existiesen las asociaciones profesionales tendríamos que inventarlas. Son necesarias para que seamos los propios profesionales los que marquemos hacia dónde va la profesión y los servicios. El trabajo de la AAB es reconocido por su historia en la defensa de la profesión. Es necesaria para agrupar el sector profesional y para realizar labores formativas, es necesaria para “vigilar” la situación de los servicios y de la profesión y es necesaria para “orientar” a las administraciones públicas en el desarrollo de los servicios bibliotecarios. Es por eso que no me queda más que felicitar a la AAB por el trabajo de todos estos años y desearle lo mejor en el futuro.

AAB
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