Las bibliotecas universitarias buscan su renovación día a día, ¿cómo hacéis llegar a los estudiantes que las bibliotecas son mucho más que una sala de estudio?
Efectivamente, la renovación del modelo de biblioteca universitaria es estratégico desde hace algo más de 20 años, cuando REBIUN incorporó en sus planes el concepto de biblioteca como centro de recursos para el aprendizaje y la investigación, ante la proximidad, entonces, de la implantación del espacio europeo de enseñanza superior. Precisamente este año, con el inicio de un nuevo Plan Estratégico de la Red, el quinto, se renueva el modelo inspirado ahora en la transformación digital e influido por la ciencia abierta.
Se vaticinan cambios importantes en la prestación de servicios y en el uso de los espacios bibliotecarios. En todos los órdenes: nuevos o renovados servicios de apoyo a la investigación, a la transferencia del conocimiento científico, la proyección social y, como no puede ser de otro modo, a la docencia y al aprendizaje.
La formación curricular y extracurricular por parte de la biblioteca, su apoyo para la creación de materiales docentes y recursos educativos en abierto y su accesibilidad, participación en los nuevos modelos de aprendizaje, etc., son ejemplos de las facetas que marcan la renovación de las bibliotecas.
El hecho de comunicar todas estas novedades que se están produciendo, o que están por llegar, es fundamental para garantizar su éxito. Que se conozcan de manera extensa, se utilicen correctamente y sean apreciados por los usuarios, es el propósito que se persigue.
En el ámbito de los estudiantes, como en otros, venimos realizando campañas por varios medios para hacerles llegar todos estos nuevos servicios que ponemos a su disposición. Hacemos hincapié en el valor que tienen para el estudio de sus asignaturas, para realizar trabajos de clase, TFGs o TFMs con la bibliografía oportuna, que sean respetuosos con los derechos de autor, para citar correctamente según las normas de su especialidad, para publicarlos en nuestro repositorio institucional, etc.; el valor que tienen también para responder a sus necesidades creativas en los talleres de audiovisuales, makerspaces… o con el equipamiento informático o de otro tipo que se le puede facilitar o prestar. O en todo lo que contribuimos con la formación en competencias digitales que le es válida para el desarrollo de su carrera, tanto durante su estancia en la universidad, como cuando se enfrenten al mundo laboral fuera de ella.
Los medios, como apunto, son variados e intentamos sumarnos a los que están habituados en su día a día, como son las distintas redes sociales o el campus virtual de la universidad. Pero sin olvidar otros más tradicionales, ya que comprobamos su eficacia en cada ocasión, tales como las listas de distribución de correo electrónico o página web.
Nos acercamos a ellos, al aula presencial y, sobre todo, a la virtual, tanto para impartir formación curricular en el contexto de las programaciones docentes, como extracurricular con la convalidación de créditos o reconocida dentro de la que tienen que cursar, como es el caso de estudiantes de máster y doctorado.
E incluso nos acercamos a los estudiantes antes de que sean universitarios, al estar presentes en las Jornadas de Puertas Abiertas que se convocan para orientar a los de bachillerato, para nosotros es muy importante estar con ellos durante tres días como primer contacto para que descubran lo que podemos ofrecerles cuando aterricen en la universidad. Algo parecido se repite al inicio del curso, en el contexto de los centros, con el estudiantado de primero.
O a los que hace tiempo dejaron la universidad, o no pasaron por ella, con la impartición de cursos en las denominadas aulas de mayores.
Nuestros planes de comunicación nos han ayudado a sistematizar el diálogo con esta tipología de usuarios, sobre todo procurando que sea bidireccional, para facilitar una respuesta e interacción que nos permita complementar o mejorar toda nuestra oferta, o hacerla más personalizada.
¿Crees que debería haber mayor coordinación entre bibliotecas universitarias y bibliotecas públicas, como por ejemplo, en servicios como el préstamo interbibliotecario?
Así lo creo. Tradicionalmente no ha sido muy notoria, sin considerar las excepciones, y es cierto que se podría haber profundizado mucho más, en muchos ámbitos.
Si regresamos a la pregunta anterior, por ejemplo y al menos en el contexto que yo he podido observar, no ha existido coordinación durante los periodos en los que los estudiantes reclaman más puestos de estudio, en salas silenciosas. Se ofrecen en ambos sectores, pero no se “pide” el apoyo por parte de las universitarias a las públicas, ni se les traslada necesidades concretas. Esto puede extenderse a otros aspectos como la bibliografía básica, donde podría existir una mayor coordinación en la gestión de esta colección.
Al préstamo interbibliotecario le ocurre algo parecido. Se trata de un servicio muy extendido, el más tradicional de la cooperación bibliotecaria, pero que, también hablando con carácter general, ha tenido un enfoque muy limitado dentro de cada sector bibliotecario. Es cierto que la peculiaridad de la bibliografía requerida en este servicio en las universidades tiene unas connotaciones muy particulares, principalmente se trata de obras muy especializadas orientadas a la investigación, donde lo común es que estén localizadas en otros centros de investigación o universidades. Y también las exclusiones, donde se aparta de este servicio la bibliografía más básica.
Podríamos dar más ejemplos, pero todos estarían marcados por la misma constante: la falta de diálogo entre ambos sectores. No obstante, creo que esto puede corregirse con las iniciativas que se están desarrollando actualmente entre REBIUN y FESABID, al iniciarse de forma expresa una colaboración que seguro identificará esta problemática y sus causas, e incidirá en ponerle solución. También el foro del CCB puede ser un buen lugar para lo mismo, al ir implicándose cada vez más dicha Red en su estructura y grupos de trabajo. Igualmente, me parece muy oportuno el de estas Jornadas, donde nos mezclamos de todos los ámbitos y tenemos el ánimo de indagar sobre nuevas soluciones acerca de viejos problemas.
¿Qué esperas de las XXII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?
Enlazo con el final de mi respuesta anterior para incidir en que espero que realmente se propicie como lugar de encuentro en sentido amplio, no solo de coincidencia temporal, de unos días, sino que se promuevan alianzas sólidas y duraderas que rompan con las inercias de siempre, que nos llevan a andar caminos separados para resolver cuestiones similares. Hay bastantes aspectos que son diferentes, pero hay que buscar los coincidentes y los complementarios.
Encuentros de este tipo representan una oportunidad para forjar estrategias que realmente conduzcan a entablar alianzas productivas. Las de cada sector ya están muy consolidadas, creo que falta entre sectores. No deberíamos limitarnos a realizar nuestra aportación prevista en el programa de las Jornadas de la mejor manera para salir airosos del compromiso, el compromiso podría ser el establecimiento de esas alianzas.
De una manera más particular, espero escuchar ideas novedosas, prácticas y aplicables que se puedan importar para su implementación. No tienen que ser de gran envergadura, aunque si lo son, también estaremos atentos. Pueden ser aquellas que nos lleven a mejorar un servicio, a complementarlo, a darle otra orientación…
En el terreno personal también tengo ilusión por encontrarme con antiguos compañeros, o conocer a nuevos, y volver a Jerez para disfrutarlo y seguir conociéndolo con mayor profundidad.
¿Qué opinión te merece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?
La variedad de iniciativas que desarrolla tiene una orientación general donde todos los profesionales podemos encontrar las que nos favorezcan. Como ese espectro profesional es amplio, e incluso a lo largo del tiempo es normal que evolucione para cada individuo, el interés para cada uno de ellos puede tener una orientación dispar.
Pongo por ejemplo el Boletín, que, en los primeros momentos de conocerlo, por los lejanos años ochenta, representaba para mí una de las pocas vías en nuestro país para adentrarse en el mundo bibliotecario, para aprender, para conocer experiencias… Más tarde también, pero se añadía que nos sirvió para compartir ideas e iniciativas que poníamos en marcha.
Algo parecido ocurre con las Jornadas, que a lo apuntado en el párrafo anterior se sumaba la posibilidad de escuchar de viva voz a personas referentes de la profesión y después releer sus palabras en las actas publicadas.
De los cursos también puedo decir algo parecido, por los que he asistido y por los que he impartido.
A esto hay que añadir la labor estratégica que hace junto a otras asociaciones, que refuerzan la profesión, en su fondo y forma. Y la labor política con las administraciones para mejorar la normativa que afecta a bibliotecas y bibliotecarios.
Aunque en mi ámbito, el de universidad, han proliferado durante este tiempo al que hago referencia alianzas muy fuertes, numerosos encuentros profesionales, formación específica constante o cooperación con ámbitos políticos; no deja de tener validez lo que he apuntado para la AAB, sigue vigente. Seguro que para otros sectores bibliotecarios es aún más trascendental.