Los clubes de lectura son una parte fundamental en la mayoría de las bibliotecas, pero todavía quedan centros donde no hay club de lectura, ¿por qué crees que es imprescindible su creación?
Creo, firmemente, que los clubes de lectura son una herramienta imprescindible, y muy potente, a la hora de formar y fidelizar lectores. Pero, atención, no esperemos de los clubes una revolución instantánea, un éxito fulgurante en cuanto a cifras, porcentajes y / o niveles de lectura entre nuestros usuarios. Los clubes precisan de un trabajo lento y cuidado, de una planificación rigurosa, de una previsión y programación a medio plazo (mucho mejor si es a largo plazo). El trabajo en pro de la lectura y de los lectores no es un fuego de artificio y, claramente, los clubes de lectura van en esa línea, se cocinan a fuego lento.
La lectura, nos lleva, inexorablemente a la escritura… o, al menos, este objetivo debería ser esencial en nuestras bibliotecas. En cualquier tipo de club, sea presencial, híbrido o virtual, utilizar la escritura como herramienta de comunicación, de expresión, de creatividad, es sumamente importante. En los presenciales e híbridos, potenciando los cuadernos de lectura en los que los lectores escriban ideas, frases, citas, recetas de cocina, noticias, etc. Cuando hablamos de clubes implementados en plataformas, la escritura es la vía de comunicación principal entre los lectores, mediadores y autores: este aspecto es muy interesante. En mi opinión, este rasgo característico de los clubes implementados en plataformas (o en redes sociales), justifica su creación en nuestras bibliotecas.
Además, los clubes son (a ello debemos aspirar) espacios serenos, seguros y respetuosos, en los que practicar la conversación, sí, pero desde la escucha activa del otro, de sus circunstancias. Conversar sosegadamente, a partir de la lectura de una obra, se me antoja un ejercicio de libertad democrática, de sensibilidad, de humanidad. Somos, por naturaleza, seres sociales: necesitamos compartir con el otro, convivir con el otro.
Los clubes pueden ser semilleros de innovación que nos sirvan para realizar nuevos servicios o reforzar programas y actividades de nuestras bibliotecas: aprendizaje de idiomas, alfabetización mediática e informacional, trabajar contra la desinformación, practicar la lectura y escritura digitales, nuevas formas de conversación, ampliar conocimientos sobre todo tipo de materias y temas, desde los más literarios hasta los más actuales, pasando por la Historia, el Arte, etc, En fin, las posibilidades son casi infinitas.
En tus cursos hablas de darle una vuelta a los clubes de lectura, ¿siguen siendo necesarios hoy en día? ¿En qué sentido?
Los clubes llegaron a nuestro país, de la mano de las bibliotecas públicas, hace más de veinte años. Por tanto, estamos hablando de un servicio decano en nuestras bibliotecas que sigue siendo necesario pero, como ha sucedido con muchos otros servicios que no hemos dejado de ofrecer, precisa de constantes actualizaciones, de las que creo que ya he dado alguna pista..
Defiendo la hibridación, esto es, mezclar e introducir nuevas acciones en el seno del club de lectura, géneros y formatos de lectura poco convencionales (por ejemplo, revistas y periódicos digitales, o audiolibros), por seguir fomentando que sean los propios participantes los que desarrollen actividades extrapolables al resto de la comunidad de usuarios de nuestras bibliotecas.
Un club puede ser una magnífica carta de presentación de la biblioteca, de la labor que realizan los profesionales bibliotecarios, del dinamismo que puede imprimir a una comunidad. E, insisto, los clubes (de cualquier modalidad) han de ser espacios serenos, seguros, empáticos, en los que entablar relaciones sociales, en los que nos encontremos a través del otro.
¿Qué esperas de las XXII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?
Citas como la de estas Jornadas son imprescindibles para tomar el pulso a la profesión: para saber qué están haciendo y cómo lo están haciendo los compañeros bibliotecarios, para conocer servicios, actividades y propuestas innovadores, en definitiva, para aprender. Para seguir aprendiendo, que es algo muy hermoso y muy necesario en nuestra profesión. En este sentido, me hace especial ilusión el reencuentro con profesionales de valía y trayectoria impecable, pero también la oportunidad que supone conocer a esos otros grandes profesionales, los que suelen realizar una labor silenciosa y encomiable en sus bibliotecas. Sin duda, estas Jornadas serán muy enriquecedoras, tanto para mi vertiente profesional como para mi lado más personal.
Por mi parte, espero transmitir mi experiencia de trabajo de algo más de veinte años en torno a los clubes de lectura. Y, unido a ello, estoy segura de que descubriré clubes fantásticos que me inspirarán e impulsarán en mi labor de investigación e implementación de clubes para las diferentes instituciones con las que trabajo habitualmente.
¿Qué opinión te merece el trabajo de la AAB a favor de la profesión?
Los profesionales de bibliotecas precisan de soporte, formación, ayuda. Sentir y saber que no están solos ante las incertidumbres y retos que la sociedad demanda, retos e incertidumbres cada vez más perentorios y vertiginosos. Hacer red, crear sinergias, tomar el pulso a las demandas y necesidades de formación de los profesionales, estar atentos a sus preocupaciones y buscar soluciones a problemas a corto, medio y largo plazo, a través de acciones formativas, encuentros y, también estas Jornadas, me parece que es una labor necesaria y muy, muy valiosa.
En mi opinión, la amplia respuesta que siempre obtienen las propuestas de la AAB (materializada en matrículas para cursos, inscripciones a encuentros y jornadas, contribuciones a su Boletín, etc.) revela que la profesión es muy consciente del valor del trabajo de la asociación. Enhorabuena y gracias por vuestra labor, no solamente por lo que hacéis, sino también por cómo la lleváis a cabo.
