– Tratamos de analizar y debatir en estas #21JBA entre otras cuestiones, la situación actual de la profesión. Desde tu perspectiva como profesional del sector, ¿cómo ves la profesión en la actualidad y su defensa?
Desde el ámbito de las bibliotecas públicas, que es el entorno en el que tengo responsabilidades en este momento, veo a quienes trabajamos en el ámbito de las bibliotecas y la gestión de la información en general, a remolque de los cambios trepidantes que se están sucediendo en lo que hasta hace poco entendíamos como nuestro exclusivo patio de juego. Así, creo que defender la profesión pasa por ser capaces, como colectivo, de ofrecer a la sociedad un perfil profesional diferenciado y con un valor añadido respecto a otros perfiles conexos cada vez más presentes en nuestro sector. Del mismo modo es necesario sin duda ampliar nuestro radio de acción a nuevos nichos de mercado laboral. Así, por ejemplo, necesitamos postular a los profesionales de las bibliotecas y de la gestión de la información, como el perfil más adecuado como mediadores y responsables en el desarrollo de las competencias digitales de la sociedad en su conjunto, desde el ámbito educativo obligatorio a la formación de personas mayores. Defender la profesión pasa sin duda por hacerla necesaria para la sociedad y que la sociedad la conozca y valore.
– ¿Qué diferencias ves entre el presente y el futuro en las bibliotecas?
Las bibliotecas especialmente las públicas, han evolucionado mucho en los últimos 30 años ganando gran parte del tiempo perdido respecto a las bibliotecas de otros países desarrollados. Sin embargo, los cambios en el acceso a la información y a los contenidos documentales que se han producido en apenas 15 años hacen que las bibliotecas necesiten ya un cambio totalmente disruptivo en los espacios y servicios que ofrecen a los ciudadanos. Me gustaría que el futuro de las bibliotecas pasara por su transformación en los espacios públicos preferentes de encuentro e intercambio ciudadano, de experiencias y conocimiento. Que las bibliotecas pasen de ser supermercados pasivos donde conseguir productos a cocinas donde elaborar e inventar platos. Espacios donde se pueda simplemente estar, sentirse bien y donde sea posible hacer cualquier cosa con un sentido social y cultural. Posiblemente si el futuro de las bibliotecas es similar al presente de la mayoría de ellas como espacios estáticos de acceso a información, el estudio y el fomento de la lectura, las bibliotecas no serán del interés de los ciudadanos y por lo tanto, desgraciadamente, serán equipamientos prescindibles.
– ¿Crees que es posible una regularización laboral del sector?
Nuestra profesión siempre ha tenido a gala su transversalidad respecto a la formación previa necesaria para acceder a los estudios reglados en biblioteconomía y documentación y aún hoy hay muchos profesionales que no son “bibliotecarios de formación” pero que han superado el correspondiente proceso selectivo en el caso de las administraciones públicas. Esos perfiles enriquecen mucho el posterior desempeño de las funciones y son un gran activo. Sin embargo, es necesaria una dignificación legal de las condiciones laborales de trabajo. Las labores que es necesario desempeñar en una biblioteca pública son diversas, desde planificar y dirigir el centro hasta colocar los fondos en las estanterías y en consecuencia los conocimientos necesarios y la responsabilidad que se deriva de ello son asimismo distintas. Este hecho debe ser reconocido y valorado por la administración pública de cara al diseño de sus plantillas. Así, al igual que no se contrata a un ordenanza para dirigir un servicio de gestión económica de un Ayuntamiento, tampoco es razonable que el bibliotecario que dirige y presta el servicio en una biblioteca de forma individual tenga un perfil profesional de esas características. Este aspecto más allá incluso de derechos laborales en relación con las funciones y responsabilidades desempeñadas, determina en definitiva la calidad del servicio que se presta al ciudadano ya que muchas veces sirve sin duda de limitación clara para contar con los mejores perfiles.
– ¿Cómo ves las nuevas generaciones de bibliotecas y bibliotecarios?
El momento actual presenta sin duda una gran oportunidad para los nuevos profesionales. En toda España se está produciendo un gran cambio generacional consecuencia de la jubilación de gran parte de los profesionales que se incorporaron masivamente a las bibliotecas públicas en los años 80 del siglo pasado. Sin embargo, estamos detectando una falta clara de vocaciones y formación para incorporarse a las bibliotecas públicas. Esta situación ya se viene detectando desde hace años en la caída de alumnos en las titulaciones universitarias, varias de las cuales incluso han ido suprimiéndose y se evidencia claramente en los resultados de los procesos selectivos que se convocan por las distintas administraciones, muchos de los cuales vienen dejando plazas desiertas. Esta situación es en cualquier caso reversible y debería incentivar más si cabe a todos aquellos que en estos momentos estén optando a cualquiera de los puestos que se vienen ofertando.
– ¿Qué esperas de las XXI Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?
Este año será la primera vez que acuda a las Jornadas Bibliotecarias de Andalucía aunque vengo siguiendo sus ediciones desde hace años. Realmente espero conocer de cerca la realidad de los profesionales y las bibliotecas andaluzas. Son muchos y muy buenos los ejemplos de gestión y los profesionales en Andalucía y los contenidos siempre han sido de mucho nivel. También espero tener la oportunidad de encontrar y reencontrar a muchos compañeros y compañeras con quienes no he podido coincidir personalmente en varios años.
– ¿Qué opinión te merece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?
La AAB es un referente nacional en el ámbito del asociacionismo profesional. Su boletín, con más de 120 número es un ejemplo claro del tesón de la asociación a lo largo de los años y todas las actividades profesionales y de apoyo a los profesionales que despliega son envidiables vistas desde otros territorios de España donde no existe una asociación de nivel autonómico con tanto peso.
