Los jóvenes son el punto débil de las bibliotecas públicas en vuestra biblioteca os habéis centrado en ellos ¿cómo han respondido?
En cuanto a asistencia vienen por iniciativa de sus profesores, que son los que solicitan participar en el BiblioFest, así que a priori no es una decisión suya. Lo hacemos así porque conseguir atraerlos individualmente es muy, muy complicado por las rutinas y dinámicas diarias que tienen. De hecho, por eso mismo surgió el BiblioFest; intentábamos programar actividades de su gusto en horarios fuera de su horario lectivo pero la participación no era del todo satisfactoria. Probamos con distintas opciones de horarios pero no conseguíamos dar con la tecla.
Con el BiblioFest, a pesar de que vienen dentro de su horario lectivo, vemos que se implican en las actividades que proponemos, que les gustan y que se lo pasan bien. En una de las ediciones hemos incluido una actividad que ya habíamos realizado anteriormente fuera del marco del BiblioFest y la acogida que tuvo fue muy buena. Esto nos demuestra que no es que no les gusten las actividades que se proponen desde la biblioteca, sino que lo que cuesta es que decidan dedicarle a la biblioteca su tiempo de ocio, eso es lo realmente complicado.
¿Crees que esta experiencia se puede replicar en otras bibliotecas o es complicado?
Sí, en mi opinión es fácilmente replicable, solo es cuestión de que cada biblioteca se adapte a sus circunstancias en cuanto a número de talleres/actividades, presupuesto, número de asistentes y espacio del que dispone.
Quizás lo más complicado es la convivencia de una iniciativa de este tipo con el funcionamiento habitual de la biblioteca, sobre todo que los jóvenes se puedan mover “libremente” por el edificio. Esto, en mi opinión, se puede hacer especialmente difícil en bibliotecas grandes donde es más complejo tener cierto control de la situación para evitar los problemas de convivencia con el resto de usuarios. Precisamente este fue nuestro mayor problema en la primera edición de nuestro BiblioFest.
También es difícil de gestionar incluir el acceso a los depósitos en alguna de las actividades, pero utilizar esos espacios a los que normalmente no tienen acceso y que les produce cierto misterio es un empuje para conseguir que se entusiasmen con la propuesta, así que al final merece la pena.
Por último, hay que tener en cuenta que la biblioteca al mismo tiempo tiene que seguir dando todos sus servicios, lo que supone un esfuerzo extra por parte de todo el personal.
¿Qué esperas de las XXII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?
Lo primero, espero poder contar la experiencia de la Biblioteca Central de Cantabria en la organización del BiblioFest y ojalá que sea inspiración para más bibliotecas. Espero también que junto con mis compañeros de la mesa redonda de “experiencias innovadoras” podamos recargar de motivación a los asistentes (y a nosotros mismos) para emprender proyectos nuevos en nuestras bibliotecas. Muchas veces estas jornadas sirven para eso –además de para aprender cosas nuevas- para volver al trabajo con ilusión y afrontar nuevos retos.
Es muy interesante también el tema de la inteligencia artificial, del que se hablará en las jornadas. Es un reto del que todo el mundo habla pero los profesionales aún no sabemos cómo abordar ni exactamente cómo nos va a afectar. Así que seguro que también va a haber mucho aprendizaje a la vez que mucho debate.
Asimismo, viendo el programa veo que vamos a tener la oportunidad de conocer experiencias que se llevan a cabo en bibliotecas de distintas tipologías y que pueden ser replicables o adaptables a las nuestras, con especial peso de bibliotecas de Cádiz, las cuales por la distancia geográfica no conozco por ahora. Y ya por último, espero conocer y reencontrarme con compañeros y compañeras de profesión. De estos contactos personales muchas veces surgen intercambios de conocimientos, de experiencias y opciones de colaboración muy interesantes.
¿Qué opinión te merece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?
La Asociación Andaluza de Bibliotecarios es un referente dentro del asociacionismo en nuestra profesión, que es muy necesario por muchos motivos. Por ejemplo, para muchos profesionales que trabajan solos es muy importante sentirse acompañados y tener ocasiones para relacionarse con otros compañeros. También en cuanto a la defensa de la profesión, ya que todavía, por desgracia, queda mucho por hacer para que se valore, se reconozca y se respete nuestro trabajo. Por eso es muy necesaria la existencia de asociaciones como la AAB.
En cuanto a la formación siempre hacéis propuestas innovadoras y actuales que nos permiten mantenernos actualizados, además de ser de gran ayuda para las personas que quieren iniciarse en esta profesión. Habéis contribuido a la formación continua de muchos profesionales de todo el territorio, no solo de Andalucía, gracias a vuestras propuestas de formación on-line.
Vuestro Boletín es un ejemplo más de la voluntad que tenéis de hacer llegar el conocimiento sobre biblioteconomía con independencia del espacio y del tiempo.
Por último, estas jornadas son uno de los eventos bibliotecarios más conocidos en la profesión y en las que siempre se tratan temas punteros. Que esta sea la vigésima segunda edición lo dice todo de la trayectoria que tenéis a vuestras espaldas, lo cual es muy meritorio porque organizar un evento de estas características supone muchas horas de trabajo y de esfuerzo.