¿Cómo está afectando la IA a nuestra profesión?
La inteligencia artificial ya está afectando profundamente la profesión bibliotecaria. En primer lugar, ha comenzado a automatizar procesos administrativos y repetitivos, como la catalogación, gestión de metadatos, y digitalización. Un claro ejemplo es el uso de sistemas como ChatGPT para generar resúmenes o índices automáticos. También, la IA está transformando la experiencia del usuario. Las bibliotecas están implementando chatbots y asistentes virtuales que ofrecen atención 24/7, resolviendo preguntas básicas e incluso recomendando lecturas personalizadas. Además, la capacidad de la IA para analizar grandes volúmenes de datos ha potenciado el apoyo a la investigación, facilitando la minería de datos y el descubrimiento de información relevante. Sin embargo la IA plantea interrogantes éticas, especialmente en torno a los sesgos algorítmicos y la privacidad de los usuarios. Estos problemas requieren que los bibliotecarios no solo adopten la tecnología, sino que también supervisen su uso de manera responsable, como subraya la IFLA en sus recomendaciones. En definitiva, la IA no es una amenaza per se, sino una herramienta que está redefiniendo nuestra profesión, impulsándonos a asumir roles más estratégicos y tecnológicos. Las bibliotecas deben adaptarse, integrando la IA de forma crítica y efectiva para seguir siendo relevantes.
¿Qué nuevos retos nos plantea para los servicios que ofertamos?
La inteligencia artificial plantea varios retos importantes para los servicios que ofrecemos. Primero, uno de los desafíos más evidentes es la automatización de tareas que tradicionalmente realizaban los bibliotecarios. Si bien esto puede mejorar la eficiencia, también puede llevar a la reducción de personal en áreas específicas, lo que plantea la pregunta de cómo podemos reorientar nuestras competencias hacia actividades de mayor valor añadido. Otro reto clave es la transformación de las expectativas de los usuarios. Los usuarios ya no solo buscan información; ahora esperan respuestas inmediatas y personalizadas gracias a la IA. Esto obliga a las bibliotecas a implementar tecnologías de IA, como sistemas de recomendación avanzados y chatbots que proporcionen atención constante. A su vez, esto nos obliga a revisar cómo diseñamos nuestros servicios, enfocándonos más en la experiencia del usuario y en la alfabetización digital. Por último, está el reto ético. La IA puede introducir sesgos en los resultados que ofrece, lo que puede afectar la imparcialidad de la información. Como bibliotecarios, debemos garantizar que los sistemas que utilicemos sean transparentes y que los usuarios comprendan cómo se generan los resultados. Estos retos, aunque significativos, nos brindan la oportunidad de reformular nuestros servicios y de asumir un papel más proactivo en la era digital.
¿Podría la IA sustituir al bibliotecario en el futuro?
Es posible que algunas personas piensen que la IA podría sustituir al bibliotecario en el futuro, pero esta es una visión simplista de la situación. Si bien la IA ya ha comenzado a realizar tareas que antes eran exclusivas de los bibliotecarios estas tecnologías no pueden replicar plenamente el factor humano que es esencial en nuestra profesión. La IA puede ser extremadamente eficaz para procesar grandes cantidades de información y ofrecer respuestas rápidas, pero carece de la capacidad de empatizar con los usuarios, de comprender sus necesidades complejas y de ofrecer orientación personalizada de forma significativa. Además, las interacciones humanas son fundamentales en espacios como las bibliotecas, que no solo funcionan como centros de conocimiento, sino también como lugares de encuentro y de conexión social. En este sentido, el papel del bibliotecario como facilitador de conocimiento y como mediador social seguirá siendo relevante en el futuro.
¿Qué esperas de las próximas Jornadas?
De las próximas Jornadas, espero principalmente que se generen espacios de reflexión y debate constructivo sobre el futuro de las bibliotecas en la era de la inteligencia artificial (IA). Será fundamental compartir experiencias y buenas prácticas en torno a la implementación de la IA en nuestras instituciones, con el objetivo de que surjan propuestas innovadoras que nos permitan avanzar colectivamente. Confío en que las Jornadas ofrezcan un panorama actualizado sobre las tendencias tecnológicas que están impactando el ámbito bibliotecario, pero también espero que se aborden los desafíos éticos y sociales relacionados con la adopción de estas herramientas. Entre estos desafíos, la transparencia de los algoritmos, la privacidad de los usuarios y la imparcialidad en el acceso a la información son temas clave que no deben quedar fuera de la discusión.
¿Qué esperas de las XXII Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?
Me interesa especialmente conocer cómo las bibliotecas locales están abordando la automatización de servicios, el uso de asistentes virtuales y la personalización de la experiencia del usuario mediante sistemas de IA. Además, considero crucial que se discutan los retos específicos que enfrentan las bibliotecas andaluzas, como la falta de formación en IA y las limitaciones presupuestarias, para buscar soluciones colectivas que puedan ayudarnos a superar estos obstáculos. Finalmente, espero que las Jornadas nos inspiren a colaborar en el diseño de soluciones que hagan nuestras bibliotecas más inclusivas, eficientes y relevantes en el contexto digital actual, permitiendo que regresemos a nuestras instituciones con ideas claras sobre cómo la IA puede transformar tanto los servicios como los espacios físicos de nuestras bibliotecas.
¿Qué opinión te merece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?
El trabajo de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios (AAB) en favor de la profesión me parece sumamente valioso y necesario. La AAB ha demostrado un compromiso constante con el desarrollo profesional de los bibliotecarios, promoviendo actividades formativas, jornadas y publicaciones que abordan las nuevas realidades que enfrenta nuestra profesión, incluyendo la inteligencia artificial. En un contexto de cambios tecnológicos acelerados, la AAB ha sido un referente en la promoción de la innovación y en la defensa de los derechos de los profesionales del sector. Un aspecto que destaco particularmente es su capacidad para adaptarse a las nuevas tendencias, proporcionando a los bibliotecarios las herramientas y conocimientos necesarios para enfrentar los desafíos actuales. La creación de espacios como las Jornadas o la organización de cursos especializados en nuevas tecnologías son ejemplos concretos de cómo la AAB ha logrado posicionarse como una plataforma de formación continua y de intercambio de experiencias. También es importante reconocer el papel de la AAB en la representación y visibilización de la profesión bibliotecaria en Andalucía, tanto a nivel regional como nacional. Su labor en la creación de redes entre bibliotecarios y su capacidad para fomentar la colaboración entre distintas instituciones han sido fundamentales para mantener a nuestra comunidad profesional unida y actualizada. En resumen, la AAB sigue siendo un pilar clave para el fortalecimiento y la evolución de nuestra profesión.