¿Crees que la digitalización será parte fundamental de las bibliotecas?
La digitalización será una función más de la carta de servicios que debe presentar la biblioteca del siglo XXI. La difusión de la información se ve muy favorecida por la digitalización, por cuanto llega a un mayor número de lectores y multiplica el número de usuarios de la biblioteca, que pueden encontrarse en latitudes bien distantes a nosotros.
Para nosotros la digitalización va unida al acceso abierto a la información para el público en general como forma de democratizar el conocimiento y formar ciudadanos informados. De esta manera nuestra biblioteca se vincula con la “información líquida”; es decir, la información registrada en soportes digitales, procurando su actualización permanente. Una información sin restricciones de acceso, y que sea ampliamente disponible y en formatos que pueden compartirse por medio de protocolos abiertos. Procurando, también, todo ello con costes gratuitos para el usuario.
En los últimos años, hemos tenido que afrontar el reto de la transformación de las bibliotecas, en sus servicios, espacios, etc. ¿Cómo analizas el impacto en las bibliotecas?
Las bibliotecas se encuentran en un punto crítico de su evolución. Hoy día nada es permanente ni fijo, y esta realidad se ha ido incorporando en el día a día la biblioteca apoyada en las nuevas tecnologías. La realidad líquida nos señala que debemos trabajar en un contexto fluido y cambiante, que exige flexibilidad y una formación permanente. La exigencia es que de ahora en adelante el trabajo de una biblioteca que no esté inscrito dentro de un sistema bibliotecario será muy precaria y no responderá a las exigencias de los usuarios, corriendo el riesgo de convertirse en algo prescindible socialmente. El reto de la lectura pública pasa por el trabajo en equipos, equipos estructurados en sistemas, y cuando decimos sistemas bibliotecarios no estamos hablando de redes de bibliotecas. ¿Está la sociedad española concienciada de esto?
¿Cómo ves las nuevas generaciones de bibliotecas y bibliotecarios?
Veo a nuestra profesión como parte de las ciencias de la información o la documentación, (como se la quiera denominar). Creo que nuestra perspectiva profesional desde la que actuar no debe tener tanto que ver con el soporte libro como con su contenido: la información. Debemos tener una mente muy abierta y atenta a los modos de gestionar la información. Bien es cierto que nuestro constante contacto con los lectores, de todas las edades, formación y condición, nos implementa un carácter de mediadores muy apegado a la realidad social de cada momento y a la de cada comunidad en particular.
La nuestra es una profesión bastante vocacional y eso enseguida lo detectan nuestros usuarios. Además, no basta con haber nacido bibliotecario, es necesario vivir como un bibliotecario. En este mundo tan individualista, nosotros debemos seguir siendo más socializadores, y esta contradicción pudiera causarnos desánimos, para los que tenemos que estar preparados.
¿Qué esperas de las XXI Jornadas Bibliotecarias de Andalucía?
Siempre espero adquirir nuevo conocimiento. Conocer nuevas personas y sus experiencias y adquirir nuevos saberes profesionales. Por otra parte, también recibir un baño de calidad bibliotecaria estimulante: cargar las pilas y reafirmar valores.
¿Qué opinión te merece el trabajo de la AAB en favor de la profesión?
Estas asociaciones son una muestra palmaria del mejor talante profesional. Se trabaja por amor a la profesión; con la mirada, el empeño y el esfuerzo siempre por crecer colectivamente. En las comunidades autónomas donde no existen este tipo de asociaciones casi todo queda a la intemperie de los tiempos, de los designios políticos (acertados o errados), de particularismos (muchas veces quimeras sin recorrido), de caminar sin rumbo; en definitiva, un servicio público de lectura debilitado.